jueves, 24 de marzo de 2011

La Torre Sangrienta en Jerez de los Caballeros



Esta ciudad Extremeña está llena de historias caballerescas, caballeros musulmanes la habitaron hace tiempo y todavía se ven reminiscencias con cúpulas en su alcazar, desde el que se observan los pardos campos extremeños. También la habitaron caballeros de la orden del Temple, y de la Orden de Santiago.
Una historia interesante, de entre las muchas que pueblan este lugar, es la historia de la Torre Sangrienta, donde resistió un bastión de caballeros Templarios, que se negó a entregarse tras la disolución de la orden urdida por la ambición del Rey Felipe y el Papa Clemente V, que escribió una calumniosa Bula de disolución aplicable en todos los reinos de la cristiandad.
Cuenta la leyenda que los caballeros resistieron hasta el final en esa torre, donde fueron degollados, otra versión dice que los últimos 33 caballeros se arrojaron al vacío desde las murallas a lomos de sus caballos.

La Capilla de los Huesos


Os comento un viaje a la Capella dos Ossos, capilla de los huesos, situada en el convento Franciscano de la portuguesa ciudad de Évora.

Nos ossos que aquí estamos polos vossos esperamos: los huesos que aquí estamos por los vuestros esperamos.
Esta es la leyenda que nos espera a la entrada de la capilla de los huesos, un lugar sobrecogedor. Es una capilla compuesta por huesos humanos apilados, muros compuestos de fémures apilados, columnas de cráneos, arcadas de costillas...
Entrar en ella sobrecoge y hace pensar en la impermanencia, en lo efímero que es esta vida. Es un lugar construido por los franciscanos, muy cerca de su sala capitular, donde posiblemente hacían velar al profano antes de iniciarse novicio en la orden. Si una visita corta conmueve, una vigilia completa ha de tener efectos conmovedores. Un tema interesante en la vida monacal: la vanitas de la que previenen los cristianos o la impermanencia que comentan los monjes orientales: todo pasa, y de nuestras vidas, penas y glorias solo quedan vestigios desvencijados, en ocasiones apilados clamando que tarde o temprano nuestros cuerpos serán polvo y nada más.