viernes, 18 de febrero de 2011

Cromlech de los Almendres

Cromlech de los AlmendresFoto tomada por Rafa Téllez.
Os comento una visita al Cromlech de los Almendres, que se encuentra situado a 10 kilómetros de Évora, en Portugal.

Un cromlech es una agrupación de monumentos megalíticos, su constructores, hace milenios, demostraron tener amplios conocimientos sobre astronomía y fenómenos telúricos, los emplazamientos de megalitos suelen coincidir con corrientes subterráneas y estar alineados con fenómenos astronómicos.

Llegada a Santiago de Compostela

Llegada a Camino Santiago de CompostelaFoto tomada por Rafa Téllez
El camino ha sido largo, lleno de penalidades, pero también de belleza. Tras adivinar las torres de la catedral desde el Monte do Gozo el corazón bombea con ternura, llenando mi cuerpo de vigor y bienaventuranza. Mi compañera va de mi mano, en este camino que se hace, a la vez, solo y acompañado.

Atrás quedan los albergues humildes, algunos sin agua caliente, otros sin agua corriente, pero en todos ellos calor humano y espíritu hospitalario. Los peregrinos se mezclaban con los turigrinos, pero este camino nos transforma a todos. En muchos albergues reinaba una frase: “El turista exige, el peregrino agradece”.

El viaje interior.

Foto tomada por Bea deFelipe.
Un viaje iniciático es aquel del que uno vuelve transformado, cualitativamente distinto. No es lo mismo ser un turista que un viajero, ni tampoco ser viajero que peregrino.

En un albergue del Camino de Santiago pude leer una frase muy iniciática: el turista exige, el peregrino agradece, es ese el espíritu del viajero iniciático, abandonar el ego y las exigencias y agradecer los dones y misterios que nos rodean a cada paso en el camino.

Son múltiples los caminos iniciáticos en este mundo, pero más allá de la localización física de los mismos, está la localización interior, la interiorización del camino. Se pueden recorrer mil kilómetros de un camino como en una competición: quemando etapas, y no interiorizar nada, o se puede caminar una sola etapa saboreando cada paso y reencontrándose con el ritmo de la vida interior. Es ahí donde se pasa de turista a peregrino.