viernes, 18 de febrero de 2011

El viaje interior.

Foto tomada por Bea deFelipe.
Un viaje iniciático es aquel del que uno vuelve transformado, cualitativamente distinto. No es lo mismo ser un turista que un viajero, ni tampoco ser viajero que peregrino.

En un albergue del Camino de Santiago pude leer una frase muy iniciática: el turista exige, el peregrino agradece, es ese el espíritu del viajero iniciático, abandonar el ego y las exigencias y agradecer los dones y misterios que nos rodean a cada paso en el camino.

Son múltiples los caminos iniciáticos en este mundo, pero más allá de la localización física de los mismos, está la localización interior, la interiorización del camino. Se pueden recorrer mil kilómetros de un camino como en una competición: quemando etapas, y no interiorizar nada, o se puede caminar una sola etapa saboreando cada paso y reencontrándose con el ritmo de la vida interior. Es ahí donde se pasa de turista a peregrino.

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