Duda de Santo Tomás, relieve en Silos, imagen de Sailco |
-Tengo dudas, lo confieso.
-¿Pero quiere usted a casarse o no?
-Sí, claro, pero tengo que confesar
antes mis dudas, me he dado cuenta de que no creo en todas estas
cosas que predicáis.
-¿En qué cosas?
-En todo este montaje, quiero casarme
puro y necesito limpiarme de mis malos pensamientos acerca de todo
este chiringuito que tenéis montado.
-¿Qué me está usted queriendo decir?
-¡Lo que estoy diciendo!, me siento
sucio: no creo en nada de esto, ¡me falta la fe!, ¿cómo confiar
entonces en que usted me case?
-¿Y a mí que me cuenta?...¡no soy
cura!, soy concejal de festejos en un ayuntamiento elegido
democráticamente ¿entiende usted la diferencia?
-Sí, claro que lo entiendo, no creo en
la iglesia ni en los curas, siempre quise casarme por lo civil, pero
es que ahora resulta que no me creo lo de la transición, lo de que
Suárez y el Rey eran tan amigos y tan buenos el uno con el otro, ¡sé que es grave pecado!, y tengo mala consciencia por ello, pero no me lo
creo, y tampoco me creo lo de que “hacienda somos todos” y toda
esa porquería... ¡me siento sucio!... oiga, ¿concejal?...¿a quién
llama por el móvil?... ¡estoy aquí!...¡míreme cuando le
hablo!...no se levante, no se marche... ¡no me deje así!, en esta
crisis de fe...
Buen relato, me ha gustado.
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