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| Imagen de Dgzvs2012 |
Mala noticia, ¡pésima!, lo axolotls están muriendo de manera masiva y es muy probable que se extingan antes de 2020. Me he enterado hoy, en una noticia de El País, precisamente el año en que todo el mundo recuerda a Julio Cortázar.
Axolotl es uno de sus relatos más impactantes, el autor realiza un ejercicio de empatía mirando cara a cara a uno de estos maravillosos anfibios, hipnótica mirada sabia del axolotl, hipnótico y sugerente el relato de Julio Cortázar.
Para saber más:
Artículo del País
Un estudio sobre el relato Axolotl
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| Imagen de Aqua naturaleza |
Los anfibios son sensibles, muy sensibles a la contaminación y a los cambios en el ambiente, cuando mueren es mala señal. A los axolotls (o ajolotes) les ha pillado el tren del progreso: sobreexplotación turística, contaminación ambiental, especulación urbanística... la muerte del axolotl es un signo más de la paulatina muerte de la tierra a manos de egoistas y suicidas intereses humanos. Pronto perderemos un animal de aspecto casi mitológico, que por desgracia pasará a serlo, y al que sólo podremos rememorar leyéndolo, como parte de un pasado que siempre fue mejor... pero eso durará poco, a este paso nos extinguiremos tod@s, y entonces nadie habrá para escribir, ni para leer.
Para saber más:
Artículo del País
Un estudio sobre el relato Axolotl
No me extraña que Cortazar quedara enganchado a estos animales increibles y desconcertantes. Es un horror saber que pueden desaparecer. Y es cierto, en parte desapareceremos un poco todos nosotros.
ResponderEliminarEs preocupante María, aunque indagando he encontrado un documental sobre unos biólogos que están trabajando el tema con pequeñas comunidades locales, quizá no esté todo perdido. Escribiré sobre ello más adelante.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEstos bichos me recuerdan a los proteos, otros anfibios que lo llevan claro. Me temo que en el futuro de la naturaleza a la que todos contribuimos a destruir con nuestra forma de vida, estos seres, junto a otros muchos, quedarán relegados en breve a imágenes digitales. Esto no tiene visos de cambiar, por mucho que nos parezca obscena esta extinción acelerada, seguiremos alimentándola cada vez que cojamos el coche o encendamos el calentador. Cosas a las que, entre otras muchas, en el fondo no estamos dispuestos a renunciar
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