Cumpliendo el reto del mes de novela guerrera, propuesto por Laky en su blog de Libros que hay que leer, he reseñado la novela de Ernest Hemingway: "Por quien doblan las campanas", lo primero que llama la atención es el título.
[...] "la muerte de cualquier hombre me disminuye, porque estoy ligado a la humanidad; y por consiguiente, nunca hagas la pregunta de por quién doblan las campanas; doblan por tí". John Donne.
Con esta frase comienza la novela, y esta es su gran reflexión, la obra está ambientada en la Guerra Civil Española, pero puede ser considerada una obra universal, ya que en ella se retratan, con la habilidad de este gran periodista y corresponsal de guerra, todas las pasiones humanas: desde el amor al odio. La novela está salpicada de múltiples experiencias estéticas y emocionales. Es tan real como la vida misma, como la muerte misma y es que trata de eso: de la vida y de la muerte. Leerla en estos momentos de crisis tan convulsos, donde el terrorismo, la tortura y las matanzas son moneda de cambio habitual, nos hace encontrar paralelismos: Hemingway, como tantos otros cronistas extranjeros que vivieron el conflicto, sabe reflejar mejor que cualquier español, la barbarie vivida durante la Guerra Civil Española.
El protagonista, un alter ego de Hemingway, es Robert Jordan, un joven norteamericano que se enrola en las Brigadas Internacionales y tiene encargada la demolición de un puente tras las lineas enemigas. Para ello tiene que infiltrarse y trabajar con grupos guerrilleros.
El trabajo no es fácil, una cosa son los objetivos estratégicos dictados por los militares y otra es el día a día de los guerrilleros en las montañas. Robert Jordan se las tendrá que ver con Pablo, un lider guerrillero que tiene sus propios criterios y se muestra reticente a los planes del norteamericano. Robert Jordan vivirá múltiples conflictos, internos y externos y nos irá desgranando la complejidad de la sociedad española representada en diversos personajes de la partida guerrillera: Pablo, el lider egocéntrico y alcohólico; Pilar, esposa de Pablo y mujer de armas tomar, lideresa en la sombra; María, una jovencita represaliada que relata las múltiples vejaciones a las que fue sometida, y todo un elenco de personajes tan idealistas como truhanes.
Ernest Hemingway en la guerra Civil Española |
Hemingway era un enamorado de España y del pueblo español, en la década de los años veinte realizó diversos viajes a lo largo de nuestra geografía para vivir sus grandes pasiones: la pesca y los toros. Ese amor se trasluce en toda la obra ,esa admiración y ese dolor por España lo impregna todo de manera elegante. El autor muestra las múltiples dudas y contradicciones que se va encontrando, por poner un ejemplo, citaremos la conversación entre Robert Jordan y Anselmo, un viejo montañero que le hace de guía:
- ¿Ya no tenéis Dios?
-No, hombre, si hubiese Dios, no hubiese permitido lo que yo he visto con mis propios ojos. Déjales que ellos tengan Dios.
-Ellos dicen que es suyo.
-Bueno, yo le echo de menos, porque he sido educado en la religión. Pero ahora un hombre tiene que ser responsable ante sí mismo.
-Entonces eres tú mismo quien tienes que perdonarte por haber matado.
-Creo que es así, [...] pero con Dios o sin Dios, creo que matar es un pecado. Quitar la vida a alguien es un pecado muy grande a mi parecer.
Esto y mucho más encontraremos en esta magistral obra del autor norteamericano que, como muchos otros, se jugó la vida por defender los ideales republicanos. Pero en el libro se encontrarán duras críticas a los fanatismos que también anidaban en el bando republicano, los excesos y abusos se retratan en ambos lados de la linea de fuego, quizá radique ahí la grandeza de esta novela.
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