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Recientemente he leído un artículo en uno de mis periódicos de referencia "El País", el artículo: "El loto y el euro" me ha parecido impreciso y tendencioso. Le he escrito al defensor del lector del citado medio y quiero compartir ese escrito con vosotros:
"Estimado defensor del lector, quiero
comunicarle una mala experiencia que he tenido al leer un artículo
escrito en El País, diario del que soy lector asiduo y al que
considero uno de los pocos reductos que quedan al periodismo
progresista. El artículo en cuestión es “El Loto y el Euro",
escrito por el periodista Jerónimo Andreu. Una mala experiencia
debido a que me parece sesgado y tendencioso, habida cuenta de mi
experiencia y conocimiento directo con respecto a la escuela budista
de Thich Nhat Hanh y su obra social. Paso a describirle mi
experiencia:
Un día me senté a meditar con una
sangha budista, un grupo de meditación humilde, al punto de no tener
ni monje ni maestro presente, eran tres o cuatro en una salita
despejada. En un descanso y, con la intención de “llevarme algo
nuevo”, le pregunté a uno de los miembros de la sangha: “¿Puedes
darme algunas instrucciones?”, él me dijo: "Tú ya sabes lo
básico, pero te falta algo: ¡sonreír!"
Aquel consejo cambio mi práctica: mi
cuerpo se relajó, mi mente también, dejé de buscar, dejé de
acumular, empecé a simplificar y a sacar factor común. Dejé de
consumir libros de espiritualidad, dejé de aferrarme a grupos y
también dejé de aislarme.
Aquellos que meditaban sonriendo, sin
pompa ni ornamento alguno, eran seguidores de la práctica de Thich
Nhat Hanh. Un hombre sencillo, de voz y gestos suaves, y de prosa
clara. Los que le conocen lo llaman Thay, llamarlo por su apodo
facilita las cosas (por cierto, en Vietnam, “Thay” significa
maestro, pero es algo que se le dice también a las personas mayores,
al igual que en muchos pueblos de Andalucía seguimos llamando
“maestro” a los vejetes). Conocer la práctica de Thay
simplificó mi vida: me alejó de la “pose espiritual” y me
reconectó con la realidad cotidiana. El “budismo comprometido”,
te enseña a interiorizar y hacerte consciente de tu realidad: mirar
lo que tienes cerca, sentirte vinculado, de manera interdependiente
con tu pareja, tu familia, tu vecindario, con todos los seres que
sienten y sufren. En la medida en que todos “intersomos”,
nuestros pequeños cambios pueden ayudar a mejorar las relaciones.
Eso es lo que hace un budista comprometido (cada uno a su manera y
sin dogma alguno): influir y pronunciarse para transformar la
realidad y luchar contra el sufrimiento.
“Respira”, “mira profundamente”,
“¿estás seguro?”...estas pocas palabras de Thay, un anciano que
lleva toda su vida dedicado a buscar lo simple, pueden llenar una
vida entera de meditación, no es necesario comprar nada, ni consumir
nada. De hecho, yo mismo, desde que conocí este enfoque, me estoy
quitando de comprar, de leer y de consumir a lo loco.
No soy nadie para juzgar , lo único
que puedo hacer es invitar al periodista Jerónimo Andreu a:
“Respirar”: hacerlo profundamente,
tres largas respiraciones que ayuden a aquietar la mente y parar los
prejuicios.
“Mirar profundamente”: tanto lo que
ha visto, como lo que ha escrito acerca de su experiencia con la
gente de la “Aldea de los Ciruelos”
“Preguntarse ¿estoy seguro?”: de
que todo esto que he visto con mis ojos, interpretado desde mi estado
mental y escrito desde mi oficio, es lo mas aproximado a la realidad.
Con esta práctica, el periodista
tendrá una pequeña muestra de la linea de trabajo que parece haber
criticado sin conocer. Será sólo un punto de partida para empezar a
conocer lo que tiene todo el derecho del mundo a cuestionar, aunque
toda persona, y especialmente un periodista, necesita conocer las
cosas para poder hablar de ellas con propiedad.
Reciba cordiales saludos.
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