Nadie muere en la víspera, sino en el día señalado |
Nadie muere en la víspera, sino en el día señalado, eso nos dice Marco Flecha Torres, cuentacuentos de oficio, rememorando las palabras de su abuelo. Su abuelo se las decía en guaraní, pero él nos las traduce. Nos traduce eso y mucho más en una noche de cuentos monográficos sobre la muerte...
Y es que, por mucho que lo intentemos negar, la muerte y la vida están unidas en una danza eterna, a eso nos remiten Marco Flecha y Lola Jiménez durante su sesión de Cruces en el Camino, celebrada en la Escuela de Formación Cultural "Casa Tomada".
Tomamos la casa y fuimos tomados por Lola, vestida de encajes blancos, cual novia a la espera de nuestra última boda, y Marco, de riguroso negro, que vestía un poncho sobre cuyo inmenso negro resaltaban discretamente algunos bordados indígenas de color. Nos tomaron de la mano y nos llevaron de viaje a Tacuati, pueblo paraguayo donde las leyendas y mitos entre los dos mundos se funden en una cotidianidad grave y alegre al mismo tiempo.
Cuentacuentos Marco Flecha Torres |
Conocimos allí a Ñacanuta, la anciana más vieja del pueblo, nadie sabía su edad a ciencia cierta, pero era la más vieja. El cuentero nos cuenta mil y una hazañas de la vieja que burlaba a la muerte y el pueblo que se congregaba a su alrededor... no contaré más para no estropear la experiencia... pero os aconsejo el viaje a Tacuati y a otros muchos lugares, donde Marcos nos transporta con leyendas de muertos y vivos: el joven que no quería morir, la anciana del velatorio, la leyenda del beso mortal... siempre narrados con una perspectiva vitalista y un humor reverencial.
Salimos de la función con una sensación agradable y para nada luctuosa, Marco nos recordó las palabras de su abuelo: Nadie muere en la víspera, sino en el día señalado, y animándonos a vivir con unas palabras de Miguel Hernández: varios tragos es la vida y un solo trago la muerte.
¡Brindemos!
Me encantó el tratamiento a la vez respetuoso y a la vez irreverente que el actor dio en estos cuentos a la muerte. Como en las pelis muy negras, ahí iba "al hoyo" hasta el apuntador, pero caían todos al boquete de un modo simpático, y eso es muy de agradecer.
ResponderEliminarFue realmente evocador, el cuentacuentos es un auténtico transmisor de la tradición oral.
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