jueves, 13 de febrero de 2014

Reseña: Rayuela, la novela Mandala de Julio Cortazar


Rayuela, Julio Cortazar
Foto tomada de Wikimedia Commons, autor: Matej Bat´ha 

Hace treinta años que falleció Julio Cortázar, y 100 años que nació. Motivo más que suficiente para que, en Argentina y en el resto del mundo, se le recuerde a él, y a toda la belleza que aportó. A Cortázar se le recuerda ahora, pero se le rememora y revive a cada vuelta de la esquina, sin necesidad de onomásticas. Si algo nos enseñan sus escritos es a comprender el sentido mágico y circular del tiempo, o mejor dicho, del continuo espacio-tiempo.

Hablamos de la novela definitiva de este singular cuentista, que prefirió definirla como "antinovela". La bautizó como "Rayuela" en el último momento, ya que la escribió pensando en otro nombre:  "Mandala", ese trazado esotérico que los iniciados de oriente trazan con arenas coloreadas, desplegando sus conocimientos de geometría sagrada, para destruir justo al  haberlo terminado. 


A última hora  -repito- cambió el nombre de "Mandala" por el de "Rayuela" -vuelvo a repetir, permíteme hacer honor a su tiempo circular-  Rayuela, ese juego de niños -aunque recuerdo que en mi colegio, era más bien juego de niñas- donde se salta a la pata coja, de cuadro en cuadro, sobre un trazado hecho con tiza, o arañando el suelo con cualquier otro elemento. Dibujado este trazado por alguna de los niñas, que recibió su geometría de otra niña iniciada anteriormente. Podemos aventurarnos y remontar este trazado hasta a la primera niña que, en algún tiempo remoto, dibujara la primera rayuela.  Al final, mandala y rayuela son lo mismo, quizá la rayuela es un mandala desacralizado, o todo lo contrario: ya que nos retrotrae a la tierra sagrada de la infancia. Poco sabemos sobre el cambio de nombre a última hora, y ese misterio hace aún mas bella la obra.

Tumba con rayuela de Cortazar
Tumba de Julio Cortázar , con Rayuelas dibujadas por los visitantes. Foto tomada por Wearethedead
La novela de Cortazar es un viaje al París de los bohemios, y un viaje a los más puros sentimientos de la belleza y eternidad del mundo cotidiano. Un viaje que hacemos a saltos, siguiendo un itinerario de la página tal a la cual y de regreso a páginas intermedias. Un viaje siguiendo el desorden ordenado por el novelista, o que también podemos hacer por nuestra cuenta: saltando de una página a otra cualquiera que elijamos. Es un viaje fascinante, donde nos acompaña "La Maga", esa mujer sensible e intuitiva, capaz de apreciar la belleza en el mundo salvaje de los gatos callejeros. Su contraparte, y amante, es Horacio, estudioso y erudito. Horacio y la Maga se combinan, cual elementos alquímicos, hacen el amor, girando y saltando por las calles de París, del que nos dan a conocer otros muchos personajes pintorescos, y sus rincones con más encanto: el barrio latino, el Sena, o cualquier callejón donde algún gato haga un guiño hacia la maga. 

Una novela inicíática, donde podrás avanzar como un niño/a , aprender lo que sea necesario y volver la vista atrás, para ver que el trazado queda desdibujado, hasta que otro lo vuelva a trazar. ¡Atrévete a empuñar la tiza!

2 comentarios:

  1. Cuando era chica jugaba a la rayuela sin saber que me estaba iniciando en el viaje que va de la tierra al cielo y vuelta a empezar. Eso de tirar la piedra a la casilla adecuada y andar a la pata coja por el tablero me encantaba.
    Y ahí sigo.

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  2. Algo dentro de ti sí lo sabía... y así sigues...

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