Lo que nos decía el IBM, filosofía para la vida

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Se llamaba Luis y era filósofo, pero sus alumnos del instituto le llamábamos "el IBM", cuestión de rebeldía. A esa edad poner motes a los profesores era lo normal.  Esto solía ocurrir, por muy simpático que fuera el profesor y por mucho que sus clases desafiaran nuestra imaginación (como pasaba en las clases de filosofía que impartía Luis). En nuestro instituto era raro el profesor que acababa sin mote, es más, un profesor sin mote solía ser un "pan sin sal". 

Pues bien, quizá el IBM no podía imaginar nunca lo mucho que sus clases llegaron a influir en todas la hornadas de alumnos que pasaron por sus clases. Año tras año, unos chicos entraban y otros salían, y el IBM se quedaba allí, dando sus clases y manteniendo el mote, que, por algún extraño mecanismo estudiantil, pasaba de una añada de alumnos a otra.

Y es que, además del consabido temario de los filósofos que eran preceptivos para prepararnos ante selectividad (Platón, Aristóteles, Descartes, Kant...y otros más o menos digeribles),  Luis nos dejaba caer algunas perlas de su propia filosofía personal, entre relatos de su época de estudiante, (donde algunos libros estaban prohibidos) y de sus viajes, a Roma , Egipto etc...

Y es a día de hoy, cuando nos encontramos algunos antiguos compañeros del instituto, más de veinte años después, que al ponernos al día de nuestras vidas decimos frases como: 

-Pues pensé en no hacerlo, pero al final hice lo nos que decía el IBM.

-Estuvimos a punto de no ir, porque no habíamos reservado, pero al final hicimos lo que hubiera hecho el IBM.

-Vamos a hacer lo que decía el IBM, y ya veremos qué pasa luego.

Y es que el mensaje básico de la enseñanza el IBM era simple, y al mismo tiempo constituía todo un legado filosófico: 

"Cuando ustedes vayan a un viaje y pretendan entrar en un museo, o en unas ruinas, no se paren a preguntar: pasen adelante, ¡no se paren ustedes!, que en todo caso, ya aparecerá alguien a pretender decirles lo que se puede o no hacer". Así nos narraba sus vivencias en su visita a las Pirámides y otros ignotos lugares, y siempre concluía repitiendo la advertencia :"Ustedes no se paren nunca, no se pongan la prohibición a sí mismos, que ya hay bastante gente en el mundo queriéndoles prohibir".

Hoy en día, algunos políticos, analfabetos funcionales, cuestionan y recortan la presencia de filósofos en nuestros institutos de enseñanza secundaria... ¿adivinas por qué?