sábado, 1 de febrero de 2014

Microrelato: Cuidado con el abismo

Imagen por rrward


La mujer me lanzó una sonrisa cuando le cedí el asiento en el metro. En honor a la verdad, diré que era una elegante anciana inglesa con sombrerito incluido, por muy tópico que esto parezca y por mucho que se nos conmine a huir de lo tópico y lo típico. 


Yo no huí, me quedé allí de pié, agarrado, para no caerme en las curvas, de aquel colgajo de goma que parecía el rabo de un mono, de cualquier mono menos de un mono de Gibraltar, (esos tienen nacionalidad Británica pero no tienen rabo). En estos pensamientos me hallaba perdido, cuando el asiento de al lado de la anciana quedó vacío. Ella, con una mirada y un gesto elegante, me invitó a sentarme a su lado. Era una autentica Lady de cabellos plateados bajo aquel sombrerito.

-Gracias muy muchas- le dije con un inglés forzado.

-¿Eres español?,  a mi  querido Oswald y a mí siempre nos ha gustado España.

Lo dijo todo, con su acento elegante y regio,  sin esperar mi respuesta. Después, miró el mapa del metro londinense que yo me hallaba pintarraqueando.

-¿Vas a la estación de Enbankment?, es la  próxima,  yo voy allí, a encontrarme con mi amado Oswald. 

El metro paró y salimos del mismo, yo me dirigí hacia las escaleras mecánicas, la anciana se sentó en un banco del andén. La miré un instante y ella se despidió de mí, moviendo una de sus delicadas manos, hierática como una reina, pero con ojos tiernos.

Me alejé algo confuso, ¡qué mujer más romántica!, y que lugar más impersonal para una cita amorosa. Por los altavoces se lanzaban advertencias  "mind the gap, mind the gap"... recuerda el abismo.

Basado en hechos reales:



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