Imagen por Agnete |
Y nunca le recordaba lo que no se podía contar. Se supone que era algo obvio, los oscuros secretos de familia están ahí, flotando en un limbo entre lo conocido y lo que no se quiere reconocer. Y cumplen su parte en el proceso para que las cosas funcionen como siempre han funcionado. Pero alguien metió la pata, el patriarca no lo podía creer, precisamente su hombre de confianza. ¿Cómo podía haber metido la pata de ese modo? Estaba claro que esas cosas no se contaban, ni mucho menos se dejaban por escrito, pero al final resultó que el tesorero era menos listo de lo que él mismo se imaginaba.
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